El viejo Estadio Insular lo están desmantelando y lo están
haciendo a cachitos, poco a poco van desmontando las zonas históricas y
sentimentales que han quedado en el recuerdo de los que tuvieron la suerte de
vivir aquellas época.
La Grada Naciente, la
General Numerada; la Preferencia sin numerar, la Preferencia numerada,
la Tribuna y como no, la Grada Curva.
Esta imagen es la que se puede ver estos días de lo que va
quedando de aquel rincón del estadio.
Un rincón que nos recuerda aquellas históricas tardes de
sábado, esperando el comienzo del partido.
Allí estaban los que iban desde las cinco de la tarde cuando
se abrían las puertas (el partido empezaba a las 7 y media), para coger sitio a
los compañeros.
Los que iban a pasar la tarde con meriendas que iban desde
el bocadillo hasta jareas asadas y sus
partiditas de baraja.
Los que siempre llegaban a ultima hora y había que
rodar toda la fila para que pudieran
“encajar”.
Cada uno tenía su zona y no hacía falta ni números ni
acomodador, y algunos ni entrada porque allí estaban los que entraban con
pases.
Todo eso merecía la pena por el espectáculo que se veía
después en el césped.
Aquello era futbol de altos quilates, tanto que hasta le gustaba a los que no eran
aficionados al futbol. Le gustaba a
todos.
Cuando todos los partidos se jugaban los domingos la U.D.
Las Palmas, también abrió el camino a eso de jugar los sábados y a lo de la
iluminación artificial en los campos
Lo que ahora se conoce como el “tiki-taka” ya lo hacía la
U.D. Las Palmas en aquellos años, lo que
pasa es que no se llamaba así. Se conocía mas bien por aquello de: “juego raso”
“al primer toque” y “sin pinguear”(más moderno regatear).
Y como muestra aún queda en la retina aquel magnífico gol
que le marcaba Quique Wolf al Celta de Vigo, en estrecha colaboración con
Germán, elaborado desde el centro del
campo con esas premisas, primer toque raso y pasando el balón sin
regatear, que además fue temprano, con luz natural y decisivo para no descender
Y si hacía falta “preparación física”, seguir los consejos
de los veteranos, que también se adelantaban a eso de la Nutrición Deportiva. (“Inyecciones
de papas con carne” como se oía gritar en el sector del marcador simultaneo en
la esquina lateral, otro reducto histórico).
Y desde aquella Grada Curva muchos fueron testigos de unas
tardes inolvidables, con una bonita vista panorámica, que incluía el reloj de
la fábrica de tabaco, Fedora, que no funcionaba casi nunca, las banderas de los
equipos en lo alto de la grada de pie -la más barata- y más a lo lejos, la bahía de Las Alcaravaneras,
sin olvidar la “Loma Ingeniero Salinas”, que estaba detrás, el “tendido de los
sastres” que decían los aficionados taurinos y que ahora está casi todo ocupada
por nuevas construcciones.
Pero no solo fue futbol, ya que esa Grada Curva sirvió de
escenario parta otros muchos eventos deportivos y no deportivos.
Aun resuenan los ecos de aquellas magnificas veladas de
Boxeo, (con guantes de 6 onzas y vendaje duro), cuando Canarias era un todo un
referente de este deporte, y que
ocupaban sobre todo muchas noches de sábado.
Después vino lo de los Carnavales y las Murgas, los mítines
políticos, y otras muchas cosas, que han marcado este espacio para el recuerdo
de muchos habitantes de esta tierra.
Por eso ahora que la vemos así, desnuda desde la calle, no
podemos menos que recordar aquellos momentos históricos alegres y tristes, que
hubo de todo, pero de los que la Grada
Curva fue fiel testigo y que quedara en la memoria de los amigos del deporte canario.