La piscina Julio Navarro cumple 70 años.
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Setenta años se cumplen ya de la inauguración en Las Palmas de Gran Canaria de la piscina Municipal ubicada en el Parque Doramas y que recibiría el nombre de Julio Navarro. Desde ese 1947 inaugural, muchos han sido los servicios que han prestado a la sociedad grancanaria la piscina principal y la secundaria ubicadas en las instalaciones municipales, saliendo de ellos un buen número de campeones para la natación canaria a todos los niveles. Pero para su construcción e inauguración posterior hubieron de pasar muchas vicisitudes y, sobre todo, contar con los decididos apoyos que tuvo.
La nueva
piscina contó con muchos apoyos de las instituciones y fueron decisivas las
intervenciones, sobre todo en el aspecto económico, tanto del Ayuntamiento de
la ciudad como del Cabildo y la del gobernador civil, José de Olague Arnedo, y
de otra figura del deporte que, con el tiempo, se implicaría también con la
natación: Luis Benítez de Lugo y Ascanio, Marqués de La Florida, que en aquel
momento era Delegado de Deportes.
Pero sin
duda alguna, la piscina no hubiera sido posible sin el apoyo incondicional del
alcalde, Francisco Hernández González, al que se conoció coloquialmente como
Franito, quien preocupado por la "visible decadencia de la natación",
acuerda construir la piscina deportiva. Y no sólo fue una apuesta del alcalde,
también lo fue de toda la corporación, como lo demostró también el concejal
Manuel Alvarado Duarte, que lo sustituía accidentalmente en aquel año 1947.
La piscina
tenía 33,33 metros de largo, unas dimensiones que eran muy habituales en
aquellos años, un ancho de 14 metros, que permitirían 7 calles de 2 metros, con
profundidad desde 1,10 a 3,70 en la parte de los trampolines, y aunque la
altura del agua al borde era de 0,35 centímetros, ya se instalaban en aquella
época soluciones arquitectónicas: "se instalarán en las cabezas de calle,
plataformas de salida de un metro por 40 centímetros para dar más vista al
espectáculo" (señalaba Arvetru, en LA PROVINCIA, 2/8/47).
La torre de
saltos estaba construida con todos los adelantos y normas reglamentarias y
constaba de su plataforma a 5 metros del nivel del agua, con dos metros de
ancho y cinco de largo, y entrando dos metros en la piscina y además dos
trampolines a tres metros, un metro dentro del agua y también otro desmontable
que se ponía a un metro, para los principiantes, aunque con el paso de los años
se ha convertido en una altura oficial de competición.
Habría que
destacar que el propio Ayuntamiento ya indicaba que la piscina iba a contar con
los más modernos adelantos de entonces en cuanto se refiere a instalaciones
secundarias, como son duchas, vestuarios, graderío, etc., y lo más importante,
que la piscina se construye con fines esencialmente deportivos, sin cantinas ni
bares, que desdicen de esta clase de instalaciones...
Iba a tener
una grada fija construida de cemento sobre los vestuarios con capacidad para
unas 800 personas, que en España solo poseía en aquellos momentos la piscina de
Montjuic, aunque para el campeonato inaugural se habilitaron gradas supletorias
y sillas, en las zonas norte y este de la piscina, y que alcanzaron un aforo de
unas 4.000 personas, que dicho sea de paso, se llenaron durante el campeonato.
La confección del proyecto había sido encomendada al arquitecto Antonio Cardona
y al técnico Antonio Doreste, "que han puesto todo su entusiasmo en la
obra, que esperamos sea un modelo en su género", se señalaba.
Y la primera
consecuencia de esta construcción fue la concesión del Campeonato de España a
Las Palmas de Gran Canaria si, como era de esperar, construía la piscina, como
así se lo comunicaba el presidente de la Federación Española, el histórico
Bernardo Picornell, al alcalde, y además sirvió para bautizar a la piscina con
el nombre histórico de Julio Navarro, el considerado padre de la natación
canaria, un hecho que fue aceptado unánimemente por toda la sociedad canaria,
deportiva o no.
En realidad,
la piscina se inaugura "solemnemente" en el mes de agosto de ese
1947, con los Campeonatos Regionales, algo poco habitual, ya que en los años
anteriores cada isla capitalina hacía sus campeonatos provinciales y después se
enfrentaban en lo que se denominaba Festival de Selecciones, que servía para
conformar el equipo que representaría a Canarias en los Campeonatos de España,
por lo que en esta ocasión iba a haber un enfrentamiento directo entre los
clubes Metropole, Marítimo y Alcaravaneras por Las Palmas, Náutico, Iberia y
Atlante por Tenerife. Todo un hito.
Títulos y
visitas internacionales
En los años
siguientes la piscina tuvo una frenética actividad y puso en valor la apuesta
que se había hecho con su construcción. La creación de clubes, los
entrenamientos, los cursillos de enseñanza, el ambiente que se generó alrededor
de la piscina, que sin duda ayudó a que de nuevo Canarias subiera a lo más alto
del podio nacional, enlazando una brillante etapa que dura hasta 1960, con los
máximos títulos en los años 1948, 1949, 1952, 1953, 1955, 1956, 1958 y 1960, no
sólo en masculinos, ya que también lo hizo en féminas en 1952, 1953, 1958, 1959
y 1960. Eso sin olvidar la larga lista de campeones y récords de España en casi
todas las pruebas y categorías.
Y estaban,
además, todas esas competiciones de carácter nacional e internacional que
tuvieron como sede la piscina del Parque Doramas, como las visitas del Racing
Club de París, Gimnasia y Esgrima de Argentina, Sudáfrica, etc. y a nivel
nacional con esos encuentros Canarias-Cataluña que ganaban los nuestros, o los
Juegos Militares de la Aviación, etc.. . Allí entrenaban juntos Metropole,
Victoria y Alcaravaneras, cada uno con su potencialidad y con sus rivalidades,
pero que sin duda influyeron en esa brillante trayectoria de la natación
canaria.
Precisamente
es en el año 1960 cuando el Ayuntamiento de la ciudad acomete la mejora de la
piscina, que pasaría ya a ser de 50 metros, ampliando la cabecera norte, aunque
mantenía las siete calles y dotándola de mejoras en vestuarios, un gimnasio y
en la construcción de la famosa caseta que fue local federativo y del Comité de
Árbitros y después, sede la famosa cantina de Antoñito y sus no menos famosos
bocadillos de calamares.
En la década
de los sesenta el Alcaravaneras desaparece, el Metropole se va a sus nuevas y
flamantes instalaciones del Paseo de Alonso Quesada y el Victoria también
desaparece, pero traslada su herencia a la Sección de Natación de la UD Las
Palmas, que se queda como único inquilino y sigue manteniendo la brillantez
deportiva de la instalación siendo la que ejecuta una nueva reforma, en el año
1979, con la actual estructura de 50 x 21, ocho calles y la desaparición de la
Emblemática Torre de Saltos.
Los
acontecimientos en los años posteriores, sobre todo a finales de los años
ochenta y principios de los noventa, se fueron complicando, ya que la Sección
de Natación de la UD Las Palmas desaparece de la competición y se crea un nuevo
club, el Club Natación Las Palmas, que asumió la herencia del anterior, pero eso
es otra historia.
El actual
club ha quedado como responsable de seguir manteniendo viva la brillante
historia de una instalación, la piscina Julio Navarro, que fue todo un
referente deportivo y social no sólo en Las Palmas de Gran Canaria, sino que
también lo fue a nivel nacional e internacional, aunque las épocas cambian y la
brillantez, también.