Traemos aquí un articulo del año 1974 en el desaparecido "Eco de Canarias", en el que hace algunas reflexiones sobre la natación canaria, que ponía de manifiesto la situación en aquellos años setenta con motivo de un campeonato regional y que en muchos de sus aspectos podría ser extrapolable a las situación actual.
Hay algunas cosas del deporte que se han
convertido en mito y sólo anidan en el recuerdo, en la esperanza del retorno y
en su presente venturoso.
Un boxeador...i una época del boxeo. Un
futbolista..., o una época del fútbol.
Muchas épocas doradas rotas por cualquier
razón: Abandono, enfriamiento, cambio de inclinaciones públicas, etc. Épocas
que, no han tenido continuidad.
En las especialidades del presente están
el Judo y el ajedrez convertidos en superpotencias españolas.
Pero todas quedan empequeñecidas por esta
especialidad de la natación que pudiéramos decir es, en Las Palmas, la que, con
menos, ofrece más. Y lo que se ha mantenido al pasar de los años como base de
indiscutible orgullo isleño. Un orgullo más amateur que cualquiera de los otros
producidos en los deportes.
Seguramente que en cualquier otro país, de
esos que suelen poner vagones al tren que mejor les marcha, se hubiera incidido
por proporcionarle los mejores medios hasta la explotación máxima de sus
poderes y virtudes que no han llegado aquí a ese máximo.
En cambio, la natación canaria de la que
se ha dicho y se mantiene como incuestionable verdad, es el látigo que fustigó
y fustiga a toda la natación española obligándola á las superaciones, permanece
siendo potencia imbatible.
La preparación y la creación de valores
natatorios no es cosa fácil. Hay hombres que viven ya casi exclusivamente de su
lucha por mantener en tono ascendente a la natación. Son hombres que forjan a
las juventudes dentro de la piscina y permiten la existencia de la cadena sin
que se rompa ni falte ningún eslabón de continuidad. La natación canaria, desde
hace muchos años, viene, fabricando campeones de España que se agostan por
edad, retirada o lo que sea, pero que tienen enseguida, como tapón que impida
se evapore la esencia de esta lucha dé años, al sucesor.
Para eso están en las piscinas quienes
llegaron jóvenes a enseñar " ahí van pasando a la madurez y llegarán a
envejecer en esa lucha. Trabajan en un tráfico lento que va haciendo historia a
través de los campeones.
La natación canaria es un claro ejemplo de
tenacidad. Logró meter la cabeza en el cuadro del privilegio nacional; despertó
apetencias ajenas; espoleó la construcción de instalaciones en otras latitudes;
alivió el interés de las superaciones, y aunque para mantenerse han puesto
pocas armas en su mano se mantiene a base de esfuerzos, inteligencia y
constancia.
Un núcleo de Jóvenes nadadores surgidos de
cada generación va constituyendo el relevo que se toma honrosamente sin permitir
que decaiga la esperanza, la posibilidad y el orgullo de plantear la batalla
individual o por equipos frente a quien sea.
Francamente admirable, aunque tenido menos
en cuenta que cualquier otro mérito deportivo conseguido con menor esfuerzo y con
menos continuidad.
Hoy la natación comienza un nuevo
campeonato regional. Se desarrollará durante cuatro días. Solemos quejarnos de
falta de instalaciones para los nadadores y es una queja justa.
En cambios el Metropole que pone el marco de
la competición, tiene gradas y capacidad para un buen número de público. ¿Habrá
seguidores para llenar esas gradas?
Si no es así cabrá pensar que la natación
canaria, encima de falta de instalaciones donde crear nadadores en otros núcleos
de la isla, tiene más calidad en estos deportistas que ahora la practican, que
en la importancia del público que le sigue.
Da cualquier forma continúa siendo
termómetro Inalterable de orgullos canarios, porque aparte de la mayor o la
menor atención de las gentes, después de este regional, asistirán a los campeonatos
nacionales de donde con su inveterada costumbre, encima de fustigar a los más
poderosos, plantarán algún nombre isleño en la lista de los campeones de España.
Pascual CALABÜIG
El Eco de canarias, 6 de marzo de 1974