La natación
local sigue estando de luto en estas últimas fechas, en las que ha recibido
noticias de la marcha inevitable de muchos de los amigos de este deporte que
tanto ha significado en la sociedad canaria. En esta ocasión se nos ha ido el
amigo Pedro Santana, Perico para los amigos, que no fue de los que se peleaba
entre corcheras, ni subían al podio, ni ganaba medallas, pero son de esas
personas sin cuya presencia hubiera sido difícil lograr los éxitos deportivos.
Y eso que Pedro
ocupaba el siempre antipático puesto de árbitro, por aquello de las decisiones
a tomar, que no siempre llueve a gusto de todos, ya se sabe, pero es que además
Perico dominaba perfectamente su papel y sus decisiones eran tajantes y tan
tajantes que nadie osaba protestarle, porque seguro que te lo iba a recordar,
si no te pegaba un “bocinazo”, que además daba igual que fueras nadador,
entrenador, directivo o padre., había para todos.
Pedro en
realidad venia del mundo del fútbol, donde además de jugador llegó a ser
entrenador y arbitro en sus años jóvenes y se incorporaba después a lo de
jueces y cronometradores en las pruebas de automovilismo y motorismo, donde
coincidió con amigos como los recordados Nemesio López, Gregorio Socorro, entre
otros, pero fue otros histórico del arbitraje, Armando Vera quien los lleva a
todos a la natación y ahí empieza la historia natatoria de Perico.
Una densa historia
que empezaba con aquel legendario España-Italia disputado en el Metropole y que
completaba después con una larga lista de intervenciones a nivel nacional donde
su fama de “hueso” se dejaba notar y si no que se lo pregunten a los nadadores
que sufrieron sus descalificaciones o sus llamadas de atención, a veces
rigurosas, pero inapelables, a fin de cuentas
Y era también
el “hueso” en las salidas cuando todavía se admitían hasta tres salidas falsas,
porque tenía la habilidad de adelantarse a los que se adelantaban, valga la
redundancia, con aquellas gafas negras que se ponían para que no lo delataran
los gestos, como seguro que algunos nadadores recordarán, así era Pedro.
Fue
precisamente el Metropole su otra importante aportación a la natación canaria,
club en el que estuvo como directivo y delegado más de 15 años, prestando sus
servicios sobre todo en el tema administrativo y contable.
Era ese precisamente
su desempeño profesional en Prensa Canaria, donde todos le recuerdan por su
labor durante tantos años al servicio de la empresa y de los compañeros, tanto
de La Provincia como del Diario y que han heredado sus hijos, sobre todo Pedro
y su hija, Laly.
Y no por eso
olvidaba su cariño por la natación, porque gracias a su apoyo se abrieron las
puertas informativas a la natación en la prensa local como nunca se había
hecho. Primero fichando al recordado Berto Trujillo, para las páginas de La Provincia,
iniciando así su fructífera y reconocida labor de la que el que esto suscribe
puede dar fe, porque también vio las puertas abiertas del Diario Las Palmas,
gracias a Pedro y a su hijo, algo que siempre agradeceremos.
Pero ante todo
era una persona entrañable, porfión pero entrañable, porque al final todos teníamos
que darle la razón y casi siempre se salía con la suya, aunque es verdad que en
eso de los numeros no se solía equivocar, sobre todo cuando había que hacer las
puntuaciones en los campeonatos y todavía no existían los ordenadores. Allí
estaba Pedro papel y lápiz junto con su amigo Nemesio y no hacía falta ni maquina
ni ordenador y no se equivocaban. Y si había dudas, de nuevo el “bocinazo” y
punto.
Un carácter entrañable
que le acompañaba siempre a pesar de los pesares y para muestra, ahí están los
amigos que cosechó y sobre todo esa maravillosa familia que formó, antes y
después. Alicia, Pedro, Laly y en esta segunda etapa, Soledad. Una maravillosa
herencia. En ambos casos, amigos y familia, siempre con rectitud, ética y
solidaridad. En nuestra opinión, sus mejores virtudes.
Descansa en paz, amigo Perico
LA PROVINCIA, 17 de mayo de 2018
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